El pan como emblema cultural resurge

Después de una década dominada por cadenas y pan industrial, las panaderías artesanales están viviendo un resurgir global como espacios de identidad, comunidad y expresión gastronómica.

Ciudades como Ciudad de México, Bogotá, Seúl y Estambul han visto un boom de obradores independientes que reviven técnicas ancestrales de masa madre, fermentación lenta, harinas integrales o trigos locales. El pan, lejos de desaparecer ante dietas bajas en carbohidratos, se ha transformado en un símbolo de lo hecho a mano, lo local y lo lento.

Además, estas panaderías ya no venden solo pan: ofrecen experiencias. Talleres, catas de pan con vino, degustaciones de fermentos y vitrinas donde la baguette se encuentra con el mochi o el pan de maíz prehispánico.

El pan artesanal se ha vuelto una forma de activismo gastronómico: comer bien, valorar la tradición y apoyar economías circulares, todo desde un crocante trozo de masa con alma.